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MALDICION QUE TE PERSIGUE

Introducción. Luis XV se transformó del «Bien Amado» a un rey odiado tremendamente por su pueblo, se entregó a una vida desenfrenada con sus múltiples amantes y descuido a su pueblo que padecía de hambre y sufrimiento; fue sacudido por un atentado, donde uno de sus súbditos lo hirió con un cuchillo, le dijo al ser arrestado: «no quería matarte, solo herirte para que te des por fin cuenta del sufrimiento que padecemos». Mientras atendían al rey, sus cortesanos, le cortaron la mano al homicida, le metieron el brazo al azufre hirviendo y luego lo ataron en sus extremidades a cuatro caballos, para luego arrojar sus restos a las llamas, donde los testigos afirman que gritaba con desesperación. Al ser informado después el rey mas tarde se enojo, pero nada hizo con sus crueles verdugos. Era lo que era, un hombre sin moral y sus principios, y pasó a la historia como todo un hombre débil de carácter, déspota y tirano.

«Pero los hijos de Israel cometieron una grave falta porque Acán, que era de la tribu de Judá, tomó de lo que estaba bajo maldición, y el Señor se enojó contra todo el pueblo. Acán era hijo de Carmi, nieto de Zabdi y bisnieto de Zeraj.

Acán respondió a Josué: «Reconozco que he pecado contra el Señor, el Dios de Israel. Voy a decirte lo que hice. Entre los despojos vi un manto babilónico muy hermoso, doscientas monedas de plata, y un lingote de oro que pesaba más de medio kilo. Me ganó la codicia, y lo tomé. Pero todo lo tengo escondido bajo tierra, en medio de mi tienda. Y debajo de todo está el dinero.»»
‭‭Josué‬ ‭7:1, 20-21‬ ‭RVC‬‬

I. La toma de Jericó fue mas que impresionante y al caer la tarde Acan era recibido junto con todos los demás soldados con honores; su esposa e hijos le agasajaron con una fiesta y al disfrutar de la rica cena, ansiaban que les contara los detalles; en sus cortas palabras les describió como cayeron las murallas y como fácilmente acabaron con los enemigos; en un extasís del relato, saco de su escondite las doscientas monedas y el lingote de oro, además de presumirles el fino manto babilonio; su hijo adolescente lo cuestiono, y su esposa quizo hacerlo entrar en razón, pero al final los convenció que no pasaba nada, lo esconderían todo debajo de la tienda y mas tarde disfrutarían de sus beneficios; su pequeña abrazando sus oso de peluche no quedo muy convencida.

II. Los días pasaron y en el campamento Israelita la moral del ejército estaba por las nubes, el siguiente reto en la conquista era pequeño, la ciudad de Hai, ni siquiera se envió al grueso del ejército, bastaban según los estrategas militares, unos dos o tres millares de soldados, pero al caer la tarde el ambiente festivo se tornó trágico. Regresaron 36 cadaveres al campamento y un ejército humillado. Todo mundo se preguntaba que había ocurrido, y el gran líder Josue y los ancianos del pueblo buscaban en ayuno y oración respuestas del cielo; al caer la tarde el rumor corrió como pólvora, decían que Dios le había anunciado a Josue, que la razón de la derrota era la maldicion traída al campamento, por uno de los desleales soldados.

III. En la noche Acan y su esposa no pudieron conciliar el sueño y esa mañana el ambiente en el campamento estaba electrizado, se les pidió acercarse por tribus, familias, casas y varones; su pequeña hija vio salir a su querido papa con el rostro desencajado, su esposa lloraba en silencio, porque su sexto sentido le presagiaba una ¡tremenda tormenta!; de los millones que eran, lo señalaron solo a El y tuvo que confesar la verdad. le había ganado la codicia y en su tienda de campaña estaba la evidencia.

IV. La sentencia fue sin ninguna misericordia, lo apresaron a El, y sin compasión a toda su familia; ni los animales que tenían se pudieron escapar; los llevaron al valle de Acor y entre todos los apedrearon, para después quemarlos; el llanto de los niños se ahogo en la furia de los huérfanos y viudas que la codicia y necedad de este hombre, para su desgracia, había provocado. Cuando se trata de la misión divina no hay lugar para la desobediencia y las equivocaciones.

V. La integridad, la lealtad y la obediencia están pasadas de moda; es tan común que nos gane la codicia; el dinero fácil es tan atractivo, trátese de unos cuantos pesos o e varios millones; pero pocos se resisten cuando brillan los destellos del oro, pero ¿siquiera tendrás tiempo de disfrutar lo que le pertenece a otro?, ¿lo que has ganado deshonestamente?, le pregunto a los hombres, ¿vale la pena mejorar la economía de tu familia, a precio del deshonor, de la carcel o del panteón?, le pregunto a las mujeres que generalmente son mas sensatas: ¿aceptar un auto nuevo del hijo que de repente tiene mucho dinero, no será participar de maldad y extravió?.

VI. La responsabilidad como padres no se limita al aspecto económico, somos llamados por Dios a estorbar a nuestros hijos cuando de trata caminos equivocados; de ubicar a nuestra pareja que trae las prioridades invertidas; ¿dos horas en la mañana y dos en la tarde en el gimnasio para ella y todos los días con los amigos para El, no arruinan el tiempo de calidad con los hijos y la atención que merece la familia?, ¿una casa y un carro hermoso valdrán la pena, cuando se han logrado a base de sacrificar a la familia y descuidar por completo a los hijos?.

VII, la maldicion tarde que temprano nos llevará a la ruina y Dios hoy nos llama y nos recuerda que sus caminos son derechos, que tenemos que vivir limpia y honestamente, que la bendición suya es la que enriquece y no añade tristeza; que el brillo del oro se opaca por las desobediencia y la negligencia. No solo hay que cuidarnos de lo malo, sino que tenemos que dedicarnos en cuerpo y alma a hacer lo bueno, a desarrollar una vida de servicio, a cumplir con nuestra misión y llamado, (Salomé Gallegos) misionero paton.

Conclusiones. Si la maldicion te puede alcanzar y arruinarlo todo, la bendición ante la fe y obediencia te puede llevar a niveles de dicha y paz increíbles, cada familia elige su futuro, cada persona, al tomar sus decisiones embellece o arruina su porvenir, con razón la sentencia bíblica: «Hoy pongo a los cielos y a la tierra por testigos contra ustedes, de que he puesto ante ustedes la vida y la muerte, la bendición y la maldición. Escoge, pues, la vida, para que tú y tu descendencia vivan;»
‭‭Deuteronomio‬ ‭30:19‬ ‭

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