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NACIMIENTO POR DECRETO

“Yo proclamaré el decreto del Señor; mi hijo eres tu; yo te engendré hoy. Pídeme, y te daré por herencia las naciones; y como posesión tuya los confines de la tierra” Salmos 2;7,8

INTRODUCCIÒN. Es algo cotidiano y a lo que estamos acostumbrados, pero todo nacimiento es un milagro, diariamente ante nuestros ojos aparece el milagro de la vida; pero en Belén aconteció uno único y singular, maravilloso y sin igual. Un nacimiento no biológico sino por decreto, no con la participación de un hombre y una mujer, sino por intervención del Espíritu de Dios, un niño tan especial que conjugaba en su pequeño cuerpecito la majestuosidad de Dios y la pequeñez del hombre.

. No fue un accidente, ni un capricho del destino, cuando el ángel Gabriel fue enviado con la virtuosa joven María, todo estaba perfectamente planeado; la espera había terminado, el Mesías había llegado. Por siglos los judíos lo habían esperado, aunque paradójicamente ellos lo rechazaron. “A lo suyo vino y los suyos no le recibieron”

. Dios llama las cosas que no son como si fuesen y su plan perfecto de redención inició sin contratiempos, su hijo entraba en la escena con un objetivo muy claro, lograr la redención humana; no seria nada fácil, le costaría su propia vida, pero para aquel que es todo amor; valía la pena.

. Los nacimientos ocurren planeados o por accidente, deseados o indeseados, con motivos egoístas o por amor sincero; pero el de Jesús se dio por decreto, con un gran propósito y una enorme misión; lograr la salvación humana, la redención de una humanidad perdida y desvalorizada.

. Jesús se identificaba como el hijo del hombre, combinaba las dos naturalezas, la divina al ser engendrado por Dios y la humana al nacer de una virgen; Él si nos puede comprender y entender, porque vivió como uno de nosotros, nos puede ayudar porque tiene el poder y la autoridad al ser el Hijo del todopoderoso.

. Usando ese inmenso poder es que Él nos desafía, “pídeme y te daré por herencia las naciones”; en el decreto divino se especifica claramente tu salvación y redención, en el aparecen una larga lista de bendiciones Dt 28:1-14, la misión de Cristo fue cumplida y ahora tenemos el privilegio de ser hijos de Dios y herederos de cosas tan grandes (Galatas 4:7)

. Cuando el hijo de un rey nacía, había fiesta nacional; al nacer Jesús, nadie lo celebró; sin embargo, ahora su misión cumplida, nos da el privilegio de heredar naciones, de disfrutar de una continúa celebración de triunfo y victoria. Navidad es Jesús y Jesús es humildad, pero también poder, humanidad, pero también divinidad, justicia, pero también perdón. Cordero, pero también León.

. Su nacimiento y su vida por decreto, cancelaron un gordo expediente que había en nuestra contra, una negra acta de decretos que nos era contraria; en la cruz fueron cancelados nuestros pecados (Col 2:14) y ahora disfrutamos de una vida sobrenatural, de un destino celestial. Solo tenemos que hacer efectivo su perdón y solicitar su bendición.

. El decreto divino a todos nos alcanza, su nacimiento a todos nos bendice, hoy hay que celebrarlo, porque Navidad no es una fecha, pero un gran acontecimiento; el más grande acto de amor y buena voluntad (Lc. 2:14), sin embargo de que nos sirve si el decreto no nos alcanza, si Jesús además de haber nacido en Belén, no nace en nuestra vida y corazón, en nuestro hogar y familia.

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CONCLUSIONES.- El decreto divino es claro, “El no quiere que ninguno se pierda”, pero tenemos la capacidad de elegir entre la vida y la muerte, entre la bendición y la maldición; elijamos sabiamente y no dejemos por más tiempo afuera, al que respetuosamente toca a la puerta de nuestro corazón. (Ap. 3:20)

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