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CONSEJOS FINANCIEROS PARA LA ESTABILIDAD FAMILIAR

Porque ¿quién de ustedes que quiera levantar una torre, no se sienta primero a calcular los costos, para ver si tiene todo lo que necesita para terminarla? No sea que después de haber puesto los cimientos, se dé cuenta de que no puede terminarla, y todos los que lo sepan comiencen a burlarse de él (San Lucas 14:28, 29 RVC)

Introduccion. Se dice es muy cierto que cuando la necesidad entra por la puerta, el amor sale por la ventana, muchos de los problemas en las familias son por la cuestión económicas, y esto no solo afecta cuando hay desempleo, sino cuando no se administra bien el dinero, cuando se hacen compras superfluas o cuando no respetamos o o tenemos un presupuesto familiar, hoy aprenderemos principios para mejorar, en esta área tan importante para la salud de la familia.

I. Lo primero que necesitamos comprender, es que todos nuestros bienes y recursos le pertenecen a Dios,; cuando El quiera puede quebrantar nuestra salud, terminar con nuestra vida o minar nuestras finanzas, no solo el 10 % es suyo, sino todo lo que poseemos y de lo cual solo somos administradores; el dinero no es una maldición, ni la raíz de todos los males, pero tampoco es un fin, sino un medio para alcanzar nuestros satisfactores. (Mt 6:22) (Ec 5:10)
Tenemos que entregar toda nuestra capacidad de ganar dinero a Dios, ¡El título de propiedad de todos nuestros bienes!.

II. La vida no consiste en la acumulación de bienes, nunca nos cansaremos de comprar y adquirir, el apetito económico es insaciable, y crece más rápido que nuestra capacidad de obtener lo que buscamos; para disfrutar realmente de la vida, tenemos que desarrollar una actitud de contentamiento, aprender a vivir disfrutando «el pan de cada día», buscar el reino de Dios y su justicia y disfrutar cuando nos lleguen las «añadiduras»; ¡tenemos que guardarnos de la codicia y la avaricia!

III. Un matrimonio y una familia tiene que comprender que todo lo que hay en la casa es de los dos, Martín Lutero decía: “Entre los esposos no deben existir las palabras mío y tuyo, sino nuestro», tenemos ademas que comprender que no importa quien gane el dinero, es para el uso de La familia, no debe haber secretos en la pareja y de un fondo común, pagar todas las cuentas; quien sea el mejor administrador, tiene que hacerse cargo del manejo económico.

IV. Ganar poco o mucho, frecuentemente no hace ninguna diferencia para vivir en la ruina, si no hay un presupuesto familiar, si no administramos sabiamente lo que tenemos; a tantos no les alcanza lo que ganan, aunque sea un sueldo elevado, porque no se sujetan a un plan de gastos, un automóvil de 8 cilindros, un boiler viejo, un refrigerador antiguo, nos limitan mucho nuestra capacidad de mantenernos libres de deudas, ¡pequeños cambios hacen grandes diferencias!

V. Las compras las necesitamos hacer con sabiduría y cuando son mayores logrando el consenso de la familia; lo primero que hay que preguntarse es si realmente lo necesitan, lo segundo, es que pasaría si no lo comprara y lo tercero sería, ¿tengo el dinero y es el momento adecuado?. Los expertos además nos recomiendan los precios intermedios, no siempre lo mas costoso es lo mejor y «lo barato sale caro», además podremos en algunas ocasiones comprar por mayoreo ¡o en cambios de temporada!

VI. Contrario a la tendencia actual, la sabiduría bíblica nos aconseja vivir libre de créditos, el proverbio la establece tan claramente: «El rico se enseñorea del pobre y el que toma prestado es sirvo de quien le presta» Pr 22:7, parecerá una utopía vivir sin deudas, pero tenemos que luchar por no depender del crédito, las finanzas familiares son estranguladas por los intereses y comisiones, que podríamos utilizar, ¡hasta yéndonos de vacaciones!; mucho cuidado con convertirse en avales o garantes, te pueden llevar ¡a la bancarrota total!

VII. finalmente tenemos que vivir dependiendo del Señor, El suplirá todo lo que nos falta y al serle nosotros fieles a El, tarde que temprano nos demostrara su fidelidad y misericordia, » No hay justo desamparado, ni su simiente que mendigue pan», “Dios es dueño de todo y nosotros debemos depender de El”. Por esto el dinero o la falta de él, no debe quitar la paz en el hogar, ni dañar nuestra comunión. Debemos vivir sin “afán y ansiedad” (Mt. 6:25-34), descansando en el hecho de que Dios conoce nuestras necesidades antes de que le pidamos (Mt. 6:8) y El nos suplirá conforme a su fidelidad.

Conclusiones. Nos metemos en tantos problemas familiares por falta de sabiduría para tomar las decisiones económicas, La Paz de la familia tiene que ver en gran porcentaje con el dinero; si administramos correctamente nuestras finanzas, siempre podremos poner algo en la mesa para que se disfrute por los nuestros y vivir en contentamiento, ¡con comida techo y abrigo! y hasta con ahorros y un guardadito, para, de cuando en cuando, ¡disfrutarlo con nuestros hijos.!image

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