Deja un comentario

EL ANHELADO TOQUE DEL MAESTRO

 

Cuando Jesús bajó de la ladera de la montaña, lo siguieron grandes multitudes.  Un hombre que tenía lepra se le acercó y se arrodilló delante de él. —Señor, si quieres, puedes limpiarme —le dijo.    Jesús extendió la mano y tocó al hombre. —Sí quiero —le dijo—. ¡Queda limpio! Y al instante quedó sano de la lepra. (Mateo 8:1-3 NVI)
 
 
I. No sabemos de donde salió, pero si podemos adivinar su historia, era leproso y como todos provenía de una familia; lo llamaremos Toño y usando la imaginación construiremos su biografía e historia familiar. 
 
II. Provenía de una familia de clase media, tenía dos hijos el pequeño Toñito y la  niña Laura, su esposa una guapa mujer y todos viviendo en una buena casa, donde por cierto pocas cosas faltaban; buena comida, bastante ropa, lujos los necesarios, pero sobre todo una atmósfera tranquila y un ambiente relajado. Hasta ahora la vida les había sonreído y todavía tenían algunos sueños que lograr alcanzar.
 
III. Una mañana como cualquiera todo empezó a cambiar, al rasurarse notó una mancha blanca en uno de sus brazos, no le dio mucha importancia y la cubrió con su camisa; los siguientes días no se fijó, pero las semanas siguientes noto que en vez de desaparecer el tono blancuzco en su piel crecía, hasta llegar casi a la muñeca.
 
IV. No lo quería comentar, pero su esposa lo noto al observarlo lavarse las manos, horrorizada le aconsejo que fuera porque el médico y sacerdote tendría que revisarlo; el diagnóstico que trajo era desastroso, se trataba inequívocamente de lepra y tendría que abandonar la casa y la ciudad.
 
V. La vida tiene inesperados cambios y Toño en unas cuantas semanas, paso de tener mucho, casi todo;  a perder hasta su dignidad, condenado a vivir aislado en el valle de la soledad y la tristeza, tendría por ley que gritar, alejense por que soy leproso y los puedo contaminar.
 
VI. En el Getto de los leprosos extrañaba todo, pero lo que lo torturaba es recordar las caricias y los besos de sus hijos, el amor de su pareja, el cariño y respeto de sus vecinos; su trabajo y tantas cosas que de repente perdió. Las noches eran largas y el insomnio frecuente, nadie visita al que parecía » un perro sarnoso» y el no se atrevería a contagiar a su familia, prefería la tristeza, el hambre y la soledad.
 
VII. Seguramente años pasaron de dolor y sufrimiento, pero un buen día, el Señor paso cerca de allí y justo en la ladera de la montaña el pudo encontrarlo, lo único que atino a decir fue, «si quieres, puedes limpiarme», a lo que Jesús replico, quiero se limpió y extendiendo la mano lo toco, increíblemente pero hacia años que nadie lo había hecho y ahora recibía a través de la mano del Señor, una descarga de poder, que limpiaba todo su cuerpo y lo mandaría de regreso a la vida y a su familia.
 
VIII. Regreso a la ciudad después de años, fue certificado por el sacerdote y al atreverse a tocar la puerta de su casa imagino que ya había en ella otro hombre, pero quiero pensar en un final feliz para esta historia y a un hombre con la piel de niño, abrazados a una fiel mujer que lo espero por años y a unos tan crecidos hijos que ahora sorprendidos se abalanzaban sobre su padre, el extraño hombre que recién regresaba.
 
IX. La mala noticia es que las crisis y problemas de la vida se siguen presentando, la buena es que de vez en cuando y a veces recientemente,  el maestro baja de la montaña para encontrarse con los que han sido terriblemente golpeados por la vida y que urgentemente requieren un toque del divino maestro. El volverá pronunciar las «mágicas palabras» quiero se limpió, quiero se libré, quiero…
 
Conclusiones. la vida no siempre es color de rosa, pero para quienes pasan por etapas de crisis todavía hoy hay una respuesta, de la montaña el maestro llega y con su ternura y compasión nos encuentra, desafía todas las leyes y prejuicios, nos toca, nos llena, seca nuestras lágrimas y recompone nuestro atribulado corazón.

 

Deja un comentario