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RESENTIMIENTO CONTRA DIOS

 

Elías se asustó y huyó para ponerse a salvo. Cuando llegó a Berseba de Judá, dejó allí a su criado  y caminó todo un día por el desierto. Llegó adonde había un arbusto, y se sentó a su sombra con ganas de morirse. «¡Estoy harto,  Señor ! —protestó—. Quítame la vida, pues no soy mejor que mis antepasados.» (1 Reyes 19:3, 4 NVI)
 
I. Elías es el ejemplo típico, que aún los que llegan a niveles muy altos, pasan por etapas de desanimo, desaliento y depresión; después de una contundente victoria, entro en una etapa de pánico y ansiedad terrible, huyo por el desierto y se sentó debajo de un arbusto deseando y pidiéndole a Dios que le quitará la vida.
 
II. El enemigo es astuto y se aprovecha de nuestros puntos vulnerables y este fue el caso del profeta, un recado que le mando la reina, fue suficiente para hacerlo temblar y huir despavorido; vale la pena  preguntarse donde quedo su fe, su gran poder para hacer que descendiera fuego y acabar con los falsos profetas, su poderosa intercesión para volver a hacer que lloviera, en fin, todo se desmorono en su vida.
 
III. Ante la expectativa de la cruz el mismo Jesús, que estaba en su faceta humana, se angustió terriblemente, tanto que sudaba gotas de sangre; quiere decir que a cualquiera le puede pasar. ¡una crisis si te puede tumbar y llevarte a la lona y cuando esto ocurre como que sientes que Dios te fallo, que te dejo sólo o que simplemente se olvidó de Ti, entrando en un estado de resentimiento o de abierta contienda contra El.
 
IV. Aunque Elías fue fortalecido por un ángel, camino hacia el desierto por cuarenta días y termina en una cueva en el monte Horeb; es donde Dios lo encuentra; en nuestro caso el Señor nos haya frecuentemente aislados, sin querer ver a nadie y profundamente deprimidos, asfixiandonos en nuestros problemas, sintiendo que estamos solos y que nadie nos puede comprender, ni ayudar.
 
V. En la cueva de la depresión y desesperanza, hay millones y muchos muy resentidos contra Dios; renegando de su falta de atención o dudando de su plan para sus vidas o hasta de que sea El real o simplemente un cuento de Hadas y hablo de personas como Elías, que conocieron prácticamente a Dios cara a cara y al enfrentar la desgracia, terminan en el «Hoyo», sin poder encontrar una salida.
 
VI. Que nos pasa cuando el letal veneno del temor y el desaliento nos penetra es difícil explicarlo, pero nos sentimos tan mal que no vemos ninguna salida y la muerte se presenta como la única opción ante tan terrible crisis. «Basta ya, quítame la vida», renegaba el gran profeta Elías,  nosotros simplemente nos desmoronamos, pero hasta allí, desciende la mano de Dios para no permitir que  nos hundamos más.
 
VII. La salida no es mágica  y una crisis que produce depresión no se soluciona en un dos por tres, pero si hay futuro para quien a perdido toda esperanza. ¿Qué haces aquí?,  le preguntaba Dios a Elías y a nosotros si fuera necesario, en peso, pero nos sacara de la cueva del miedo, ansiedad o depresión; porque todavía tenemos mucho que desarrollar para su reino y alcanzar en sus planes y propósitos.
 
VIII. No poseo todas las respuestas, ni puedo explicar porque a veces nos pasan cosas malas y enfrentamos crisis y problemas, pero una cosa me queda muy clara, después haber pasado por esa tan terrible cueva, nunca estaremos solos y cual  «silvo apacible su presencia vendrá, para animarnos, fortalecer nos y sustentarnos. El cumple sus promesas, «esta con nosotros, todos los días. Hasta el fin del mundo»
 
Conclusiones. La mala noticia es que todos nos podemos caer, la buena es que es posible levantarse, contando en todo tiempo con el apoyo y la fuerza divina. El débil puede decir que es fuerte, no por que lo sienta, ni por que sea una forma de negar su lamentable condición, sino por que es desafiado por el Señor para que se operé en su vida uno de esos no tan raros milagros, ¡donde resurge con gran poder, alguien que estuvo en la lona!

 

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